Informe AROPE Canarias: Realidad Social Cruda

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Canarias: Crónica de una Pobreza Anunciada Bajo el Sol

El sol que broncea a millones de turistas cada año en Canarias no logra calentar los hogares de más de un tercio de su población. Cada vez que se publica el informe AROPE, la realidad social del archipiélago se revela cruda, persistente y, sobre todo, vergonzosa. Lejos de ser una estadística fría, es el termómetro de un fracaso político que se perpetúa legislatura tras legislatura, una herida abierta en el corazón de un supuesto paraíso.

Este no es un artículo para regodearse en el dato, sino para señalar con contundencia la inacción y la falta de visión de quienes tienen la responsabilidad de gobernar. Es un llamado a la reflexión profunda sobre un modelo económico que genera una riqueza que no se derrama, sino que se estanca en pocas manos, dejando a miles de familias en la cuneta.


¿Qué es el Informe AROPE y Por Qué Debería Alarmarnos?

Antes de sumergirnos en la dramática realidad canaria, es crucial entender qué medimos cuando hablamos de «riesgo de pobreza y exclusión social». El indicador AROPE (At Risk of Poverty or Social Exclusion, por sus siglas en inglés) no es una simple métrica de ingresos. Es un indicador compuesto, mucho más fidedigno y multidimensional, que se confecciona a partir de los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Para que una persona sea considerada en situación AROPE, debe cumplir al menos uno de estos tres criterios:

Riesgo de pobreza

Vivir en un hogar con ingresos inferiores al 60% de la mediana de la renta nacional. Es la pobreza monetaria clásica.

Carencia Material y Social Severa (CMSS)

No poder permitirse al menos siete conceptos de una lista de trece considerados básicos. Como no poder irse de vacaciones una semana al año. No poder comer carne o pescado cada dos días. Haber tenido retrasos en el pago de la vivienda o no poder sustituir muebles estropeados.

Baja Intensidad de Trabajo en el Hogar (BITH)

Vivir en un hogar donde los adultos en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% de su potencial total durante el año anterior.

    Este enfoque nos ofrece una panorámica desoladora de la precariedad que va más allá del simple desempleo. Habla de trabajadores pobres, de familias que no llegan a fin de mes y de una exclusión que se hereda de generación en generación.

    A nivel nacional, la situación ya es preocupante. El último informe sitúa la tasa AROPE para el conjunto de España en un 26%, lo que se traduce en 12,3 millones de personas. Una cifra que, si bien ha experimentado una ligera mejoría, sigue siendo inaceptablemente alta para la cuarta economía de la Eurozona. Pero lo de Canarias juega en otra liga, una mucho más dramática.


    Canarias: Un Liderazgo Indeseado en Pobreza y Exclusión

    Si los datos nacionales son un motivo de seria preocupación, los de Canarias son una auténtica emergencia social. El archipiélago se consolida, año tras año, en el podio de las comunidades autónomas con peores indicadores. La última tasa AROPE para Canarias se sitúa en un alarmante 33,8%. Hablamos de que más de uno de cada tres canarios y canarias se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social.

    Desgranando los datos, el panorama es aún más sombrío:

    • La tasa de riesgo de pobreza se sitúa en el 26,1%, una de las más altas del país. Esto significa que más de un cuarto de la población vive con ingresos irrisorios.
    • La carencia material y social severa afecta al 11% de los canarios, reflejando dificultades extremas para cubrir necesidades básicas.
    • La baja intensidad de empleo golpea al 14,3% de la población, evidenciando la precariedad y la temporalidad de nuestro mercado laboral.

    Estos porcentajes no son solo números; son vecinos, amigos y familiares que no pueden poner la calefacción, que renuncian a una alimentación adecuada o que viven con el miedo constante a no poder pagar el alquiler. Es el rostro de una desigualdad estructural que la clase política parece incapaz, o no tiene la voluntad, de atajar.

    Informe AROPE Canarias

    Las Raíces de la Desigualdad: Un Modelo Económico que Excluye

    ¿Cómo es posible que una potencia turística mundial, que bate récords de visitantes y pernoctaciones, sea a la vez una fábrica de pobreza? La respuesta es tan incómoda como evidente: el modelo económico canario, basado en un monocultivo turístico de bajo valor añadido, es el principal catalizador de esta fractura social.

    Las causas son múltiples y se retroalimentan:

    • Precariedad Laboral: El sector servicios, motor de la economía insular, se caracteriza por salarios bajos, una altísima temporalidad y contratos a tiempo parcial no deseados. Tenemos «trabajadores pobres», personas que, aun teniendo un empleo, no logran escapar del umbral de la pobreza.
    • Burbuja Inmobiliaria: La presión del turismo y la proliferación de viviendas vacacionales han disparado los precios del alquiler hasta niveles inasumibles para un trabajador medio. El derecho a una vivienda digna es una quimera para miles de familias canarias, expulsadas de sus barrios por la especulación.
    • Falta de Diversificación Económica: La excesiva dependencia del turismo nos hace extremadamente vulnerables a crisis externas, como se demostró con la pandemia. La apuesta por la innovación, las energías renovables o el sector primario sostenible sigue siendo más un discurso político que una realidad tangible.
    • Insularidad y Periferia: La doble insularidad y la lejanía del continente encarecen la cesta de la compra y limitan las oportunidades, un factor que debería ser compensado con políticas estatales valientes y eficaces que, a todas luces, son insuficientes.

    La responsabilidad política es ineludible. Durante décadas, los sucesivos gobiernos, de distinto color político, han perpetuado este modelo, priorizando el crecimiento cuantitativo del turismo por encima del bienestar cualitativo de la ciudadanía. Se han enfocado en maquillar las cifras de paro con empleo precario en lugar de transformar el tejido productivo hacia uno más justo, resiliente y sostenible.


    Un Horizonte de Soluciones: Voluntad Política y Cambio de Rumbo

    No podemos resignarnos a esta realidad. Existen soluciones, pero exigen una valentía política que hasta ahora ha brillado por su ausencia. Es imperativo un cambio de paradigma que ponga la vida de las personas en el centro.

    1. Giro en el Modelo Turístico: Es urgente transitar de un modelo de cantidad a uno de calidad. Esto implica una moratoria turística que frene el crecimiento insostenible, la implantación de una ecotasa cuyos beneficios reviertan directamente en la mejora de los servicios públicos y la protección del territorio, y una regulación estricta del alquiler vacacional.
    2. Dignificación del Empleo: Se debe combatir activamente la precariedad con un aumento significativo del salario mínimo adaptado al coste de vida en las islas, una inspección de trabajo rigurosa que persiga el fraude en la contratación y un impulso a la formación en sectores estratégicos y sostenibles.
    3. Plan de Choque por la Vivienda: Es necesaria una intervención pública decidida en el mercado inmobiliario, limitando la compra de vivienda por parte de no residentes, movilizando la vivienda vacía para el alquiler social y construyendo un parque público de vivienda digna y asequible.
    4. Apuesta por la Soberanía y la Sostenibilidad: Fomentar la transición energética hacia un modelo 100% renovable, que además de ser crucial en la lucha contra el cambio climático, puede generar empleo de calidad. Del mismo modo, es vital recuperar el sector primario para avanzar hacia la soberanía alimentaria, reduciendo la dependencia exterior y abaratando la cesta de la compra.
    5. Fortalecimiento del Estado del Bienestar: Un sistema fiscal más justo y progresivo que garantice la financiación de unos servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales) de calidad y universales es la mejor herramienta para redistribuir la riqueza y luchar contra la desigualdad.

    Conclusión: De la Indignación a la Acción

    El informe AROPE es mucho más que un tirón de orejas; es una enmienda a la totalidad de las políticas económicas y sociales que se han aplicado en Canarias durante las últimas décadas. La pobreza en el archipiélago no es una fatalidad climática, sino el resultado de decisiones políticas concretas.

    Continuar por la senda actual no solo es irresponsable, es moralmente inaceptable. La sociedad canaria, que ya ha dado muestras de su hartazgo ante la insostenibilidad del modelo actual, debe exigir a sus representantes un cambio de rumbo inmediato y valiente. La prosperidad de Canarias no puede medirse en número de turistas, sino en la calidad de vida de su gente. Y hoy por hoy, esa medición nos suspende con rotundidad. Es hora de pasar de la indignación a la acción, de los lamentos a las soluciones. El paraíso no puede permitirse tener a un tercio de su gente en el infierno de la exclusión.

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