Deriva del Partido Popular y su estrategia fallida

0
6

La Brújula Rota del Centro-Derecha: Cuando la Obsesión por Derribar al Adversario te Derrumba a Ti Mismo

En la compleja arena de la política española, la estrategia no es solo un plan de acción, sino el alma que define a un proyecto. Desde hace años, observamos con detenimiento la trayectoria del Partido Popular, y el diagnóstico es inequívoco. Su brújula estratégica no solo está rota, sino que sus fragmentos señalan insistentemente hacia una dirección que los aleja del centro político y, paradójicamente, los debilita frente a su competidor más directo en el flanco derecho: Vox. La estrategia del Partido Popular ha mutado en una campaña de tierra quemada que, lejos de erosionar al gobierno, está socavando sus propios cimientos.

La Táctica de la Tierra Quemada: Del Gobierno a la Persona

El pilar fundamental sobre el que el Partido Popular ha construido su oposición no ha sido la proposición de un modelo alternativo de país. Ha sido una estrategia de acoso y derribo sistemático contra el gobierno de Pedro Sánchez. Este enfoque ha evolucionado en tres fases claramente identificables:

  1. La Deslegitimación del Origen: En un primer momento, el objetivo fue calificar al gobierno de coalición como «ilegítimo». Se atacó su conformación, arguyendo que el poder emanaba de pactos con fuerzas políticas —como EH Bildu o los partidos independentistas catalanes— que, según su narrativa, rompían la cohesión de España. El objetivo era claro: minar la autoridad moral del ejecutivo desde su nacimiento.
  2. El Cuestionamiento de la Autoridad: Una vez instalado el gobierno, la ofensiva se centró en cuestionar cada una de sus decisiones, no por su contenido, sino por sus apoyos parlamentarios. Se instaló la idea de que cualquier ley o medida quedaba invalidada por estar «pactada con los herederos de ETA y los separatistas». Esta retórica, aunque efectiva a corto plazo para movilizar a su electorado más fiel, vació de contenido el debate político. Reduciéndolo a un plebiscito sobre la «españolidad» del gobierno.
  3. La Persecución Judicial y Personal: En la fase más reciente y preocupante, hemos asistido a un salto cualitativo. La diana se ha desplazado del gobierno como ente político a la figura del presidente y su círculo más cercano. Con el apoyo de ciertos sectores de la judicatura, se ha fomentado una estrategia de lawfare o guerra judicial, buscando la erosión personal y familiar. Esta táctica no solo degrada la calidad democrática, sino que evidencia una alarmante falta de recursos políticos. Sustituyendo el debate de ideas por la insidia personal.

El Vacío Propositivo: Cuando la Crítica Oculta la Carencia de Ideas

Esta estrategia de tierra quemada está pasando una factura inmensa al Partido Popular. Al centrar todos sus esfuerzos en la demolición, ha descuidado por completo la construcción. Hoy, el ciudadano medio es incapaz de nombrar tres propuestas concretas del PP para los grandes desafíos que enfrenta España: la transición energética, la lucha contra el cambio climático antropogénico, la precariedad laboral o la crisis de la vivienda.

La reciente y dramática situación en Gaza ha sido un claro ejemplo de esta carencia. Mientras el presidente Sánchez adoptaba una postura valiente y alineada con el derecho internacional y los derechos humanos, la respuesta del PP fue errática, ambigua y subordinada a intereses geopolíticos ajenos a una visión de Estado. Quedó en evidencia que no existe una política exterior propia, sino una reacción condicionada por la oposición visceral al gobierno.

A nivel autonómico, el espejo devuelve una imagen igualmente preocupante. La gestión de crisis como los incendios forestales, los estragos de la DANA o el deterioro progresivo de servicios públicos esenciales como la sanidad en las comunidades que gobiernan, demuestran una preocupante ineficacia. Se predica una excelencia en la gestión que la realidad desmiente día a día.

Deriva del Partido Popular

El Lastre de Vox: Anacronismo y Radicalidad como Socios de Gobierno

La guinda de este pastel amargo es la dependencia de Vox en numerosos gobiernos autonómicos y municipales. Esta alianza tóxica obliga al PP a asumir postulados que son una enmienda a la totalidad a los valores de una sociedad moderna y democrática. Decisiones como la censura cultural, la negación de la violencia de género, el cuestionamiento de los derechos LGTBI+ o el negacionismo climático, no son anécdotas. Son políticas activas que alejan al PP de la centralidad y del electorado moderado.

Cada cesión a la ultraderecha es un voto que se fuga de sus propias filas, no solo hacia la abstención o el centro, sino, irónicamente, hacia el propio Vox. Los votantes más radicales, al ver que sus ideas son implementadas gracias a la influencia de su partido, se sienten reafirmados y no tienen incentivos para volver a un PP que perciben como dubitativo y acomplejado. La estrategia del Partido Popular se convierte así en la mejor campaña de marketing para Santiago Abascal.

Conclusión: El Espejo Roto del Bipartidismo

El Partido Popular se encuentra atrapado en un laberinto que él mismo ha construido. Su obsesión por destruir a Pedro Sánchez le ha llevado a descuidar su propia identidad, a vaciar de contenido su proyecto y a entregarle las llaves de su futuro a la ultraderecha. Ha confundido la firmeza con la estridencia y la oposición con la obstrucción.

En su intento por reflejar la imagen de una alternativa sólida, ha roto el espejo del bipartidismo, y en cada uno de los fragmentos no se ve un futuro de gobierno, sino la imagen distorsionada de un partido que ha olvidado que para ganar, primero, hay que proponer. La pregunta que queda en el aire no es si esta estrategia logrará derribar al gobierno, sino si, en el proceso, el Partido Popular no se estará derribando a sí mismo.


DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí