El Uso del Término «Facha»: Análisis de una Polémica Recurrente
En el crisol del debate público contemporáneo, pocas palabras generan una reacción tan visceral como el término «facha». Asistimos a un fenómeno recurrente: figuras políticas, tertulianos e influencers de espectros ideológicos ultraconservadores o reaccionarios muestran una profunda indignación cuando se les aplica este calificativo.
El argumento defensivo suele ser el mismo: apelar al rigor histórico. Afirman que usar este término «devalúa» o «trivializa» el sufrimiento indecible de las víctimas del fascismo histórico.
Sostenemos que esta apelación al victimismo no es una defensa de la historia, sino, paradójicamente, una herramienta retórica para blanquear ideologías que beben directamente de la matriz que dicen respetar: el autoritarismo, el ultranacionalismo y el desprecio por la democracia.
La Falacia del «Socialismo» en los Totalitarismos del Siglo XX
Antes de abordar el uso moderno del término, es imperativo desmontar dos de las falacias históricas más utilizadas por el revisionismo de ultraderecha para enturbiar el debate: la supuesta naturaleza socialista de Mussolini y del partido Nazi.
Mussolini: El Tránsito del Socialismo al Fascismo
Es un hecho histórico conocido que Benito Mussolini inició su carrera política en el Partido Socialista Italiano (PSI) e incluso dirigió su periódico, Avanti!. Sin embargo, este dato se utiliza frecuentemente de forma descontextualizada.
Mussolini fue expulsado del PSI en 1914. ¿El motivo? Su deriva ultranacionalista y su fervor belicista (a favor de la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial), posturas que representaban la antítesis directa del internacionalismo proletario y el pacifismo que definían al socialismo de la época.
Tras su expulsión, Mussolini fundó un movimiento nuevo, los Fasci Italiani di Combattimento. El fascismo se definió, desde su origen, en oposición al socialismo. Su método fue la violencia paramilitar (los camisas negras) empleada sistemáticamente para aplastar sindicatos, ligas campesinas y a sus antiguos compañeros socialistas. Utilizar su origen para vincular fascismo y socialismo es una media verdad que constituye una falsedad argumental.
El «Nacionalsocialismo»: Un Ejercicio de Marketing Político
El caso del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) es aún más flagrante. La inclusión del término «socialista» en su nombre fue una cínica estrategia de marketing político diseñada por Adolf Hitler para un propósito claro: disputar la base obrera y popular a los pujantes movimientos socialdemócratas y comunistas en la República de Weimar.
La praxis del nazismo fue la negación absoluta de cualquier principio socialista:
- Persecución Política: Una de las primeras acciones de Hitler al tomar el poder fue la ilegalización de todos los partidos políticos, incluidos el Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido Comunista (KPD).
- Destrucción Sindical: Los sindicatos libres fueron disueltos y sus líderes, encarcelados. Los primeros prisioneros de campos de concentración como Dachau no fueron (solo) judíos, sino principalmente disidentes políticos: comunistas, socialistas y sindicalistas.
- Economía Corporativista: Lejos de socializar los medios de producción, el régimen nazi implementó un modelo corporativista. Privatizó numerosos sectores de la banca y la industria para entregar su control a grandes conglomerados afines al régimen (como IG Farben o Krupp), que se beneficiaron de la mano de obra esclava y de la economía de guerra.
El «socialismo» nazi era una construcción propagandística, una farsa racista y belicista.

El Significado Actual de «Facha»: Una Herramienta Lingüística Válida
El núcleo de la polémica reside en la ofensa de la derecha radical actual. Cuando hoy, en el siglo XXI, se utiliza el término «facha» en el debate político español, no se está estableciendo una equivalencia histórica directa con el régimen de Mussolini de 1922.
El lenguaje evoluciona y los significantes se adaptan. «Facha» se ha convertido en el término coloquial, perfectamente recogido por la Real Academia Española (RAE) en su segunda acepción, para describir a alguien: «De tendencia política autoritaria, antidemocrática y ultranacionalista».
No se trata de historia antigua; se trata de política actual. El término se emplea para señalar un conjunto de actitudes y discursos muy concretos que sí son herederos directos de aquella tradición ideológica:
- El nacionalismo exacerbado que identifica a la patria con una visión excluyente y que deriva en xenofobia y racismo contra el inmigrante.
- El odio hacia el «otro»: ya sea el colectivo LGTBIQ+, el movimiento feminista o cualquier minoría que desafíe la norma tradicional.
- El desprecio por las instituciones democráticas, manifestado en la delegitimación constante de gobiernos elegidos en las urnas cuando no son afines (el «gobierno ilegítimo»).
- La promoción del autoritarismo y las soluciones de «mano dura» como única respuesta a problemas sociales complejos.
- El revisionismo histórico flagrante para blanquear dictaduras, como la franquista en nuestro contexto nacional.
Conclusión: La Perversión de Usar a las Víctimas como Escudo
Aquí llegamos al punto central de la indignación selectiva. Quienes se ofenden por la palabra «facha» no lo hacen por un súbito interés en el rigor histórico o por empatía hacia las víctimas. Lo hacen porque el término los define con precisión y los despoja de su disfraz de demócratas conservadores.
La verdadera perversión moral no reside en el uso de la palabra. Reside en la hipocresía de adoptar comportamientos antidemocráticos, xenófobos y autoritarios, para después esconderse cobardemente detrás del sufrimiento de aquellos que fueron asesinados, precisamente, por oponerse a esas mismas ideas.
Es el colmo del cinismo: practicar políticas de exclusión y luego llorar porque el espejo les devuelve un reflejo que no les gusta.
Llamar a estas tendencias por su nombre no es una falta de respeto a los muertos; es el mínimo acto de respeto hacia la democracia viva y hacia la memoria de quienes cayeron defendiéndola. No podemos permitir que el miedo a ofender a los autoritarios silencie la defensa de los derechos humanos.

















Genial reflexión
Pocas cosas que aportar, pero me gustaría dejar expuesta mi reflexión
El fascismo es la respuesta violenta del estado burgués al empoderamiento de la clase trabajadora concienciada del valor e importancia de su trabajo y la necesidad de un estado social que proporcione igualdad de oportunidades a través de unos impuestos justos y progresivos en función de los ingresos y propiedades de cada uno de sus habitantes cuya naturaleza de ciudadano con derechos no viene de nacimiento sino de su aportación como trabajador residente.
En las escuelas se estudia la crítica al Antiguo Régimen como el periodo de las luces y la Ilustración porque esta crítica acabó con la sociedad estamentos y sus derechos de cuna, la Revolución Industrial se estudia como la aportación del ingenio burgués al cambio del paradigma de sociedad agraria de supervivencia a la inclusión de la máquina en el proceso productivo, pero en cambio no se estudia la crítica marxista al mundo burgués como la reivindicación social del trabajo humano dentro del proceso productivo para que las leyes contemplaran los derechos laborales no como ilusiones quimericas recogidas en constituciones de Estados burgueses sino como realidades palpables a conseguir mediante la lucha reivindicativa de una sociedad mayoritaria que no puede consentir que el valor del trabajo no esté en función de su productividad sino del capricho de una burguesía que ha ganado con su relato el derecho a disfrutar de tener la razón