World Energy Outlook 2025: Retos Energéticos Globales

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World Energy Outlook 2025: La Era de la Electricidad frente al abismo climático y geopolítico

Vivimos tiempos de una volatilidad extrema. La energía, ese fluido vital que mueve nuestras sociedades, ha dejado de ser una mera cuestión técnica o económica para situarse, con una crudeza inaudita, en el centro del tablero geopolítico mundial. El reciente World Energy Outlook 2025 (WEO-2025), publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), no es solo un compendio de estadísticas; es un mapa de nuestras fragilidades, nuestras esperanzas y, sobre todo, de nuestras contradicciones morales y políticas.

Como analista aficionado y observador de la realidad política, la lectura de este informe arroja una conclusión clara: hemos entrado oficialmente en la «Era de la Electricidad», pero lo hacemos arrastrando las viejas cadenas de la desigualdad y bajo la sombra amenazante de un calentamiento global que ya no es una amenaza futura, sino una realidad presente.

La seguridad energética: El nuevo paradigma de la defensa nacional

El informe destaca un cambio de paradigma fundamental. La seguridad energética ya no se trata solo de garantizar el suministro de petróleo; hoy es una cuestión de seguridad nacional y estabilidad democrática. Los gobiernos se enfrentan a amenazas híbridas: desde la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles hasta la vulnerabilidad de las cadenas de suministro de minerales críticos y tecnologías limpias.

Desde una perspectiva progresista, debemos ser críticos: la seguridad no puede ser una excusa para el proteccionismo fósil. La verdadera seguridad reside en la independencia que otorgan las energías renovables. Sin embargo, la AIE nos advierte de una concentración alarmante: un solo país domina el refinado de 19 de los 20 minerales estratégicos necesarios para la transición. Esto no es solo un riesgo económico; es una vulnerabilidad política que las autocracias pueden explotar frente a las democracias liberales. La diversificación no es un capricho comercial, es un imperativo para la soberanía política.

La Era de la Electricidad y la paradoja de la abundancia

El WEO-2025 confirma que la electricidad es el futuro inmediato. La demanda eléctrica crece al doble de velocidad que la demanda energética total. Las energías renovables están rompiendo récords año tras año, y la capacidad de fabricación de tecnología solar y baterías ha superado con creces la demanda actual.

Sin embargo, aquí reside la paradoja sociológica de nuestro tiempo. Mientras debatimos sobre el consumo eléctrico masivo que requerirán los centros de datos y la Inteligencia Artificial en el Norte Global, el informe nos golpea con una realidad vergonzosa: 730 millones de personas siguen sin acceso a la electricidad y casi 2.000 millones cocinan con combustibles contaminantes.

Es inaceptable que, en un mundo con «exceso de capacidad» para fabricar paneles solares, permitamos que el Sur Global permanezca en la oscuridad. La transición energética no puede ser solo verde; debe ser justa y redistributiva. El nuevo escenario propuesto por la AIE, el Accelerating Clean Cooking and Electricity Services Scenario (ACCESS), nos muestra que la universalización del acceso es posible para 2035 si existe voluntad política. No es un problema tecnológico, es un problema de solidaridad y justicia social.

World Energy Outlook 2025

El espejismo del gas y el fin de los combustibles fósiles

El informe arroja luces y sombras sobre el futuro de los combustibles fósiles. Si bien se vislumbra el pico de la demanda de carbón, petróleo y gas en esta década bajo el escenario de políticas declaradas (STEPS), la industria fósil sigue apostando por una expansión que el planeta no puede soportar.

Se avecina una ola sin precedentes de proyectos de Gas Natural Licuado (GNL), liderada por Estados Unidos y Qatar, que aumentará la capacidad de exportación en un 50% para 2030. Como defensores del medio ambiente, debemos preguntarnos: ¿Hacia dónde irá todo este gas? El riesgo es que estos precios bajos inunden los mercados emergentes, desplazando a las renovables y atrapando a las economías en desarrollo en una nueva dependencia fósil a largo plazo.

Debemos ser firmes: la inversión en nuevos proyectos de petróleo y gas es incompatible con la preservación de un clima habitable. La seguridad a largo plazo no vendrá de más gasoductos, sino de redes eléctricas resilientes y flexibles.

El veredicto climático: El 1,5 °C pende de un hilo

Quizás el punto más doloroso del informe es la constatación de que el objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 °C, tal y como se concibió en el Acuerdo de París, está, a efectos prácticos, fuera de nuestro alcance inmediato sin un «overshoot» (sobrepaso) temporal.

Bajo las políticas actuales (Escenario CPS), nos dirigimos hacia un calentamiento catastrófico de casi 3 °C para 2100. Incluso con las promesas actuales (STEPS), nos quedamos en un peligroso 2,4 – 2,5 °C. Esto no son solo números; son sequías, migraciones forzadas, conflictos por recursos y sufrimiento humano, especialmente para las poblaciones más vulnerables que menos han contribuido al problema.

La AIE subraya que la ruta hacia el cero neto (NZE) todavía es viable, pero requiere un cambio radical, no incremental. Necesitamos triplicar la capacidad renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030.

Conclusión: Un llamado a la acción política y social

El World Energy Outlook 2025 es un baño de realidad. Nos muestra que la tecnología está lista y que la economía verde avanza, pero la política va a remolque.

Como ciudadanos comprometidos con la democracia y los derechos humanos, nuestra exigencia debe ser clara:

  1. Paz y Diplomacia: La transición energética requiere cooperación global, no guerras comerciales ni conflictos armados por recursos.
  2. Justicia Climática: Los países ricos deben financiar la descarbonización del Sur Global. No es caridad, es reparación histórica y seguridad común.
  3. Democracia Energética: Debemos apostar por sistemas descentralizados que empoderen a los ciudadanos frente a los oligopolios energéticos.

El futuro no está escrito. Los escenarios de la AIE son proyecciones, no destinos. Depende de nuestra capacidad de organización social y presión política que elijamos el camino de la sostenibilidad y la justicia, o el del colapso y la desigualdad. Desde José Reflexiona, mi voto es claro: aceleremos la transición, pero no dejemos a nadie atrás.


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